El aborto y la ecología humana
Estos días vuelve a abrirse la caja de pandora del aborto, a raíz de una iniciativa de la consejería de sanidad de Castilla y León. Es llamativo que sobre este asunto no haya casi nunca argumentos racionales: parece campo abonado para las descalificaciones gratuitas y los insultos. Pero, se quiera o no, es un asunto muy relevante para la consideración que tenemos, como sociedad, de algo tan sustancial como que es un ser humano, qué es la autonomía personal y qué límites tiene, que es un derecho fundamental, y como se gestionan los derechos de seres humanos que todavía no los tienen legalmente.
Desde la temática de este blog, me parece que conviene reflexionar sobre las implicaciones ecológicas del aborto. Si la ecología es el estudio de las relaciones entre los seres vivos y su entorno, la ecología del aborto nos llevaría a reflexionar sobre las relaciones de un ser vivo, embrión humano o ser humano en gestación, y su entorno, el útero materno donde crece. Científicamente no parece que haya mucha duda sobre que lo eliminado en el aborto sea un ser vivo, de la especie humana y genéticamente distinto de la madre. Tampoco parece haber dudas sobre la falta de un límite temporal en el desarrollo de ese embrión: se produce secuencialmente, pero no parece haber un momento concreto donde podamos decir que haya una transformación sustancial en el seno donde vive, una etapa en donde pase de ser un ser X a convertirse en un ser humano: todo ocurre gradualmente. La única transformación sustancial sería el momento del parto, en el que comienza a respirar por sí mismo. Finalmente, parece también científicamente indiscutible que el mejor ambiente -el más ecológico- para un embrión en gestación es el seno de su madre.
Quizá es que no queremos saber más sobre algo que en el fondo sabemos perfectamente qué es. Quizá en el siglo XXII se pregunten por qué sus antepasados aceptaron el aborto, como ahora nos preguntamos cómo fue posible que los humanos del s. XVII y XVIII aceptaran la esclavitud. Si entonces hay archivos del pasado quizá descubran que no todos compartíamos esa alucinación colectiva. Y, mientras, siguen muriendo 100 000 niñas y niños cada año en nuestro país, seguramente la mayor parte perfectamente sanos y con una vida plena por desarrollar. ¿Cuándo vamos a reflexionar sobre esto?
Espléndido. Enhorabuena. Espero que sea muy leído. Y gracias por el rigor. la claridad, la sencillez y la coherencia. No entendería que alguien pudiera poner algún "pero".
ResponderEliminarMuchas gracias por la síntesis y la claridad de ideas
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